QUIENES SOMOS
Carlos es hondureño, originario de La Ceiba, se desarrolló profesionalmente como licenciado en Ecoturismo egresado del CURLA y máster en Recreación de la UCR. En el año 2008 tuvo la oportunidad de acercarse de manera personal a conocer del amor de Dios, con ello desarrolló un amplio sentido de gratitud y deseo de regresar algún día a Honduras a servir en las comunidades rurales de su país.
En el año 2009 tuvo la oportunidad de especializarse para el Desarrollo Comunitario Transformacional en una Escuela de Liderazgo en Sudáfrica.
Ana es costarricense, originaria de San José, se desarrolló profesionalmente como licenciada en Trabajo Social de la UCR, máster en Criminología con énfasis en Seguridad Humana y máster en Sociología Jurídico Penal de la Universidad de Barcelona.
En el año 2004 encontró sentido y propósito a su vida por la gracia de experimentar personalmente el perdón, el amor y la redención de Jesús. Desde entonces ha desarrollado amplia experiencia sirviendo a las poblaciones más vulnerables tanto en Costa Rica como fuera del país, ensanchando las fronteras de su servicio por Centroamérica, Medio Oriente y África.
En el 2009 Carlos y Ana se conocen con suma claridad de sus llamados, sueños y
proyectos de vida, por lo que inician un camino en pareja para dilucidar el propósito de Dios en sus vidas.
El 08 de abril del 2012 se casan con la firme convicción de trabajar y prepararse para algún día poder servir tiempo completo a las comunidades rurales en Honduras, soñando con empezar su labor en la Colonia 28 de marzo ubicada en la Aldea de Salitrán en Jutiapa, Atlántida.
El 03 de diciembre del 2016 nace su hija Naomi, quien le toca sumarse a este sueño desde el vientre y quien dichosamente ha asumido con alegría y mucho disfrute las experiencias de crecer en una hermosa zona rural a los pies de una exuberante montaña, rodeada de niños y niñas listos para correr, aprender, jugar y soñar juntos.
Nuestra meta inicial es que las personas de la Colonia 28 de marzo puedan experimentar condiciones de vida más dignas. Nos emociona saber que ARABU es una realidad en nuestras vidas, dejamos Costa Rica, nuestros trabajos y nuestro entorno con la esperanza y la alegría de dedicarnos a servir y acompañar a las personas de la comunidad de forma integral y sin distinciones.
Queremos potenciar líderes dispuestos y dispuestas a trabajar de manera inclusiva e integral y como creyentes tenemos el compromiso de facilitar estudios bíblicos que permitan el pensamiento crítico, para trascender perspectivas impuestas en la cultura como la teología de la prosperidad y doctrinas distancias del evangelio y el caminar en gracia; así como facilitar y potenciar espacios de crecimiento espiritual vinculados con movimientos globales como Perspectivas, El Mundo Necesita Un Padre y otros.
Por medio del diario vivir queremos acompañarnos junto con las personas de la comunidad en fe, amor y esperanza.